
A continuación se presentan varias cuestiones relacionadas con la posible presencia de un problema de ansiedad, depresión o ira. Identifique cuales padece usted.
¿Cree que podría tener un problema de depresión?
Experimenta…
- Sentimientos de extrema tristeza o pérdida que nunca parecen mejorar.
- Períodos de muy baja energía al grado que acabar el día parece imposible.
- Cambios de apetito que han conducido a una pérdida notable de peso o aumento éste.
- Problemas para dormir bien, duerme más, o menos de lo normal y no descansa.
- Dificultad para mantener su mente concentrada y enfocada.
- No disfruta de estar con las personas que le son importantes, ni al hacer las cosas que normalmente le producían placer al grado de hacer cada vez menos cosas.
- Fuertes sentimientos de no valía, desesperanza, vergüenza, y/o culpabilidad.
- Pensamientos que implican el deseo de terminar con su vida.
¿Cree que podría tener un problema de ansiedad?
Experimenta…
- Dificultad para controlar sus preocupaciones.
- Presencia ingobernable de pensamientos repetitivos de peligro, desgracia y miedo que saturan su mente.
- Cambios inesperados en su ritmo cardíaco, patrones de respiración, temperatura corporal (sudores o escalofríos), hormigueo o entumecimiento, manos o pies fríos, boca seca, mareos, o malestar estomacal.
- Dificultad para conciliar el sueño o permanecer dormido(a).
- Se distrae fácilmente de lo que está haciendo por pensamientos inoportunos y desagradables.
- Desarrollo de miedos inusuales o patrones de comportamiento que han interferido con su vida diaria.
¿Cree que podría tener un problema de ira o agresión?
Experimenta…
- Dificultad para controlar sentimientos de enojo.
- Dificultad para dejar de tener pensamientos de un fuerte odio o agresividad hacia los demás.
- Sentimientos de ira que surgen muy rápidamente abrumándolo(a).
- Sentimientos de ira “a fuego” lento hasta que explota.
- Dificultad para controlar lo que le dice a otros y cómo lo dice cuando está enojado(a).
- Suele arrojar o romper cosas cuando está enojado(a).
- Su enojo ha interferido con relaciones importantes, su vida laboral o escolar, o su vida diaria.
- Ha tenido que enfrentar consecuencias legales como resultado de su enojo o agresión.
- Dirige su ira hacia si mismo y se hace daño.
Si respondió afirmativamente a varias de las cuestiones anteriores, puede beneficiarse de la psicoterapia. Existe una fuerte evidencia de que las psicoterapias psicoanalíticas pueden ayudar significativamente (especialmente a largo plazo) en este tipo de condiciones.